Morir no duele, es un instante que no pesa. Lo que verdaderamente hiere es ver cómo la vida pierde sentido, cómo se llena de vacío y ruido. Arrastrarse sin dirección es un tormento que desgarra lentamente, una herida abierta que no sana. Sin embargo, seguimos aquí, buscando una chispa que nos devuelva el fuego, aunque sea fugaz. Puede que no encontremos verdades absolutas, pero al encender la llama, volvemos a estar vivos.
top of page

bottom of page
Commentaires