Esta noche hablaremos del miedo, eso que habita en la profundidad de nuestra alma.
Desde que tenemos memoria, el miedo ha sido un acompañante íntimo en el cual le confiamos todas nuestras inseguridades, frustraciones, alegrías, amores y todo aquello que se nos ocurra. Y si, el ser humano le tiene miedo a muchas cosas, por ello hoy vamos hablar del miedo mental, eso que nos protege de lo malo, pero que también nos ciega de las cosas alocadas y que vale la pena hacer en la vida.
En mi vida le he temido a muchas cosas, en su mayoría a ciertas personas, personas en las que creía tener un lazo de confianza y honestidad.
¿Han oído hablar de los monstruos de las películas o historias? ¿Adivinen qué? Existen y no todos se ven tan desagrables como se imaginan, estos son humanos con un interior malvado y envidioso. Como lo hemos hablando, no todo lo bueno es como se ve, las apariencias nos suelen engañar para convencernos de una fantasía perfecta.
El miedo llega cuando conocemos a esos monstruos y descubrimos lo que realmente son. Al principio nos sorprendemos, pero con el pasar del tiempo nos damos cuenta de algo muy importante, y es en no darle todo lo que somos a los demás, porque algunos se pueden aprovechar de ello, y en cierta forma utilizar nuestros miedos en contra de nosotros.
Creo que todos hemos tenido que vivir momentos difíciles, desde ser maltratados a vivir momentos horribles. ¿En qué podrá ayudarnos? ¿Lo superamos verdaderamente? Son algunas de las preguntas que me hago todos los días, a veces ese dolor o vacío que sentimos por dentro ¿se irá? O permanecerá dentro de nosotros para hacernos sentir mal cada vez que recaigamos por nuestros problemas. No es nada fácil cuando estamos rotos y nos sentimos tan solos, es en ese momento cuando el miedo entra y se apodera de todo lo que somos y añoramos ser algún día; nos paralizamos y nos sentimos extraños experimentando esa sensación de miedo, pero esta vez no de los monstruos, sino de esa oscuridad que llevamos dentro, eso que no se puede describir, pero nos hace sentir pequeñamente sin valor.
Algunos aprendemos a vivir con estos miedos porque no encontramos como superarlos, y quizás exista una salida, pero no nos atrevemos a cruzarla.
He aprendido que pasar mucho tiempo consigo mismo, hace que exploremos esos temores y podamos vivir con ellos; al parecer no existe un botón que reinicie nuestra memoria para borrar esos recuerdos horribles, solamente queda seguir con nuestras vidas a pesar de la tanta mierda vivida.
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