Con ‘Surfer Rosa’ y ‘Doolittle’ esta banda de Boston, sin pensarlo creó una revolución musical que sigue teniendo influencia en nuestros días.
En algún punto de nuestras vidas alguna amistad nuestra tuvo una banda. No sonaba mal, dio varios conciertos, principalmente en barcitos, tocó en un par de buenas tarimas, hubo uno que otro “fan” que se aprendió sus canciones e incluso grabó algo por ahí, pero no pasó más. Con el tiempo quedó olvidada, se volvió un buen recuerdo de juventud, de algún loco sueño universitario que no tuvo mucha más trascendencia. De hecho ese es el destino de la mayoría de las bandas del mundo, ya que muy pocas llegan a triunfar y muchas menos logran marcar el rumbo de la música, y lo curioso es que el olvido también era el destino original de Pixies, pero por fortuna no pasó.
Creado en 1986, Pixies nació cuando Joey Santiago conoció a Charles Thompson IV, mejor conocido como Black Francis, en la UMass College de Boston. Luego de un viaje de dos meses que Charles hizo Costa Rica, pusieron un anunció de se busca músicos para una banda el cual solo fue respondido por chica llegada de Ohio llamada Kim Deal, quien nunca había tocado en un grupo, ni siquiera tenía un bajo, pero igual tomó ese instrumento. Los tres empezaron a ensayar y luego de varios ires y venires se encontraron un baterista, que la mitad de su tiempo trabajaba como mago, llamado David Lovering, a quien Kim conoció en su boda.
Cada uno tenía una serie de influencias muy distintas que venían desde la rudeza y simpleza del punk hasta el virtuosismo de bandas como Rush. Lovering ha contado que en un principio no le convencían mucho las composiciones de la banda, pero aún así empezaron a combinar sus gustos y sin muchas pretensiones, y tampoco sin ser del todo amigos, empezaron a componer y dar toques. Un garaje fue su primera sala de ensayo y poco a poco fueron dándose a conocer en la ciudad.
El resultado de este juego fue un demo llamado Come on Pilgrim (1987), publicado por el sello británico 4AD, en el que se grabaron varios clásicos como “Caribou”, “Vamos” e “Isla de Encanta”, ambos cantados en un español muy golpeado, que hacían alusión al viaje de Francis a Costa Rica donde vio mucha pobreza y desigualdad. Con esta primera grabación se les abriría el camino para su LP debut, el mítico Surfer Rosa.
Para 1988, lo que se denomina como post punk había creado una serie de experimentos disruptivos muy emocionantes y subterráneos que a su vez propusieron nuevas formas de abordar la música. Sonic Youth, Television, Gang Of Four, entre otros grupos abrieron un camino que Pixies, sin proponérselo, continuó, expandió y masificó con este álbum.
La unión de las conflictivas mentes de Francis y Deal, generó 13 canciones muy honestas con un sonido indefinible. Surfer Rosa se mueve entre el rock, el punk y el ruido. Sus canciones pueden ser impredecibles como “Bone Machine” con su ritmo suave y su gran coro hecho con dos voces que a veces luchan por ver cuáL sobresale y a veces se complementan, acompañadas de un pegajoso ritmo de guitarra. O pueden ser un punk de garaje simple y agresivo como “Broken Face” o “Tony’s Theme”; o incluso un experimento extraño lleno de ruido e incoherencia como “I’m Amazed”, “Something Against You” y “River Euphrates”.
Y entre todo esto, hay dos de los grandes hits de la historia del rock de los 80, “Gigantic”, una de esas canciones que se cantan con los ojos cerrados y que sentaron las bases de grunge; y por supuesto, la composición de Pixies que todo el mundo corea, hasta la gente que no conoce la banda, “Where is my Mind”, la cual habla por sí sola.
Esta errática joya musical no fue del todo bien recibida en Estados Unidos, tal vez por el hiperbólico pop lleno de maquillaje y misoginia que dominaba la industria; o porque en aquel entonces la música hecha con sintetizadores desplazó por un breve periodo tiempo a las frenéticas guitarras; o porque el público no se identificó con estos cuatro seres extraños venidos de Boston. Pero en Europa llamaron mucho la atención, tanto que se fueron de gira, entraron en los top de éxitos e hicieron el puente para trabajar con el productor británico Gil Norton, en su segundo álbum.
Doolittle (1989), grabado en apenas tres semanas, fue el disco perfecto para la transición de los 80 a los 90. A diferencia de Surfer Rosa, este álbum es menos extraño, más bien es simple, creativo y bien engranado. Líneas de bajo pegajosas, guitarras armónicas que no necesitan ni ser muy virtuosas, ni elaboradas sino que funcionan y el juego de voces de Francis y Deal que se complementan de forma perfecta, sobre todo en canciones como “I Bleed” o “Monkey go to Heaven”, marcan esta producción realmente icónica.
Con Doolittle la popularidad de Pixies creció y empezó a inspirar a los artistas emergentes, como Kurt Cobain. Incluso David Bowie elogió a la banda, porque pocos grupos se han atrevido a poner en un mismo disco composiciones rockeras tan frenéticas como: "Mr. Grieves","Debaser" o "Hey", junto a una obra del pop como "Here Comes Your Man", que es pegajosa, un poco empalagosa y funciona perfecto como banda sonora de cualquier comedia romántica, sin dejar de ser un canción genial.
Además no dejan de lado los experimentos que se encuentran en canciones como "Silver", que es algo así como un country del inframundo y "La La Love You" que es un trance de amor. Para rematar el álbum está "Gouge Away" que sin duda es uno de las mejores piezas de rock alternativo de la historia, ya que tiene todos los elementos: un inicio lento, seguido por un puente pesado y estridente, todo complementado con los arreglos de guitarra hipnóticos y precisos que no necesitan mucho para volarle a uno la cabeza y una mezcla entre subidas y bajadas rítmicas que generan mucha tensión y euforia.
Pero así como la banda fue creciendo también los problemas internos, sobre todo entre Francis y Deal quienes tenían muchas peladas, principalmente por lo creativo, lo cual produjo que Bossanova (1990) y Trompe le Monde (1991), fueran compuestos solo por Francis. Finalmente la cosa no aguantó más y en el 91 la banda se separó. Lo curioso fue que si bien con Doolittle Pixies ganó nombre, no fue hasta los 90 que realmente se volvió popular.
Con el éxito del grunge, las semillas sonoras plantadas por Pixies germinaron y su firma comenzó a sentirse con fuerza en una nueva generación que compró con ahínco sus trabajos mientras el grupo estaba en silencio. Más de una década pasó para que se cuadrara una reunión y en 2004 la formación original dio una exitosa gira, incluso se lanzó una nueva canción llamada "Bam Thwok". El resto del inicio del siglo XXI, Pixies se la pasó tocando en vivo, pero Deal no tenía ganas de hacer un nuevo álbum y finalmente en 2013 dejó la banda.
Un año después, y con Paz Lenchantin, quien tocó en A Perfect Circle, lanzaron el álbum Indie Cindy (2014), luego llegaron Head Carrier (2016) y Beneath the Eyrie (2019). Pero las cosas igual no han sido sencillas. En 2016 Joey Santiago tuvo que entrar a rehabilitación y Black Francis siempre ha sido un tipo complicado que pasa del amor intenso a la crueldad desmedida en segundos. Pero a pesar de eso esta banda sigue dando mucha música y con el paso de los años ha madurado para ser uno de los actos más emocionantes del rock alternativo. Pixies es un error afortunado, destinado a la nada pero que se convirtió en el todo.
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