El proyecto paisa entrega un nuevo álbum después de 7 años de su último disco.
Por ahí hay una -trillada- frase que reza algo como “es mejor haber amado y perdido, que nunca haber amado”. Y esa relación entre amar y perder, que en una lectura desprevenida podría hacerse desde la resignación y la resiliencia, también puede ser interpretada desde la pérdida, el vacío, la nostalgia, pero no una nostalgia que raye con la depresión sino con la conciencia del no tener, del no hacer parte.
Es posible que esta sea la relación que hayan tomado de referencia Sara Rodas, Alejandro Bernal y Pablo Ángel cuando titularon su cuarto disco, lanzado recientemente. Este trío que desde hace 15 años conforma Mr. Bleat, nos entrega en poco más de 30 minutos nueve canciones que hablan y suenan a melancolía, a catarsis cadenciosa, a una exploración profunda que pasa por etapas y distintos paisajes.
La vocación de Mr. Bleat es hacia la experimentación, con sus máquinas y guitarras, que se refleja en cada una de las canciones, con el nivel de detalle en texturas, pero también en la manera en la que están estructuradas. La ausencia de esa fórmula conocida de estrofa-coro-estrofa en algunos tracks del disco también es un reflejo que se ha tomado el tiempo de encontrar la combinación que más representa a la agrupación en sus creaciones (aunque, paradójicamente, ha adoptado la repetición de algunas frases como si fueran mantras). Esto también se evidencia en los siete años que pasaron desde Los lobos, su anterior disco, aunque en el camino entregaron singles como “Búho”, “Animal”, “Del tiempo perdido” y “Niebla, fuego y silencio”. Un sonido meticuloso que requiere tiempo y atención: es un disco para escuchar con audífonos, de varias pasadas, de disección y contemplación.
Y esto último es algo fuerte en el concepto del disco, según lo ha expresado la banda: la naturaleza es referente, inspiración y pretexto narrativo en algunas de sus canciones, como “Cenizas” o “Águilas”. Pero esto bajo el halo melancólico, introspectivo de las melodías y las letras, que usan la naturaleza como metáfora para expresar deseos y necesidades de soltar, de alzar vuelo dejando otras cosas atrás, “Una fuerza decidida no se puede contener, la calma no espera, no teme, no duerme, siempre busca volver”, con un halo de tristeza alrededor de lo que se deja, y con la incertidumbre de lo que se puede encontrar al explorar ese bosque profundo, “busca la sombra en el desierto, una tormenta que va por dentro”.
Amar y perder no invita necesariamente a regodearse en la pérdida, y tal vez el final del disco, “Futura memoria”, sea una canción que refleje ese espíritu de avanzar como premisa fundamental en la vida: “No hay pasado por encontrar, no hay futuro para olvidar”. Para Mr. Bleat, este disco es la declaración de que, por más que ese amar y perder puedan doler, hay que mirar hacia adelante, así nubes y cenizas no permitan ver qué hay más allá de nuestros ojos.
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