El sonido contemporáneo de este país está lleno de fuerza y creatividad que nos muestran que el talento sobra.
No vamos a decir que el rock está muerto. Tampoco que no lo está. Ni siquiera vamos a entrar en esa eterna discusión que aparece en la mesa cada vez que un artista famoso, un rockero embebido de nostalgia o un amigo amante de la polémica le da por dejar un statement en la conversación.
Cada década ha ido trayendo bandas icónicas que alimentan un sonido y una cultura que, como cualquier música popular, es un organismo vivo que respira y se mueve en el tiempo. Y Colombia no ha sido la excepción: Columna de Fuego, Banda Nueva, Los Yetis, Los Speakers, La Pestilencia, Aterciopelados, 1280 Almas, Pornomotora y una inmensa lista de proyectos han escrito una historia que siempre encuentra la manera de colarse en los vacíos de la memoria y de ser recordada por nuevas generaciones.
Hoy en el Día del Rock queremos rendir un homenaje a esas agrupaciones que en la última década han puesto su talento al servicio de esta música que tanta alegría le ha traído a tantas personas. Sin orden de importancia esta es una selección caprichosa hecha por varios miembros del equipo, como cualquier lista, de proyectos que, de una u otra manera, están definiendo el sonido del rock colombiano de estos tiempos.
Volcán
Volcán se convirtió en la clara muestra de que algo nuevo estaba sucediendo con el rock de Medellín. José Hernández, Rodrigo Canal, Nicolás Wills y David Ospina son en parte responsables de ese retumbar que la ciudad de la eterna primavera está ofreciendo: con un sonido energizante que se pasea entre el postpunk y el rock alternativo y que incluso en sus últimas entregas ha sumado elementos más grooveros y bailables, es uno de los proyectos esenciales dentro de la escena rockera nacional.
Su trabajo además ha venido con un cuidadoso trabajo de imagen y de videoclips. Por ejemplo, el año pasado trabajaron con Glenn Marshall, un irlandés que ha colaborado con el británico Peter Gabriel o los alemanes de Tangerine Dream. Volcán está muy activa y se siente que es una banda que tiene todavía mucho por explorar, así que estén pendientes.
Los Maricas
Qué sería de este mundo sin Los Maricas. Canción a Canción, EP a EE, Álbum a álbum, esta banda bogotana ha paseado con total desfachatez entre los géneros que se le antojan, escapándole a cualquier estereotipo y dejando piezas que se han convertido fiel compañía de quienes se pasean por las calles dando tumbos y dejándose atravesar por la existencia.
Con dos álbumes de estudio, Escupiendo Tulipanes (2017) y Álvarez (2020), la banda conformada por Brownie, Jeffry, Sergio y Álvaro se ha convertido en una visita obligada para quien quiera sentir todo el espíritu del “hazlo tú mismo”, pero sin las ataduras contraproducentes de la nostalgia. Música ruidosa, por momentos pegajosa, que explora tanto lo que pasa puertas afuera como adentro, sabiendo tocar fibras y emocionar a sus escuchas.
The Kitsch
A The Kitsch hay que escucharla en vivo. Es una agrupación que suena poderosa, que arrolla y siempre logra prender la juerga a punta de distorsión y letras divertidas. Con el tiempo se ha convertido en la banda de garage de la capital por antonomasia, conquistando las principales tarimas de festivales en el país y empezando a abrirse su espacio en México, cruzándose además en tarimas con agrupaciones como Foals, Black Lips, Albert Hammond Jr o Los Peyotes. Incluso tuvieron una sesión en KEXP, la estación de radio pública de Seattle, Washington, especializada en rock alternativo e indie.
Han tenido la habilidad de adaptarse a los cambios de alineación sin perder un ápice de fuerza, pero sin amarrarse a una identidad inamovible. El caos es su hábitat natural. Y, bajo el timonel Albert Medina, siempre han puesto en la tarima variedad, diversión y controversia al servicio del rock.
Yo No La Tengo
Este es uno de los grupos emergentes más emocionantes de Bogotá. Desde 2019 han ido cultivando un público muy fiel e incendiado escenarios con su eufórica música. El cuestionamiento de la masculinidad tóxica, el enfrentar la sombra, el cuestionamiento al poder y sus vanidades son algunos de los temas que YNLT toca a punta de distorsión y energía.
Buha 2030
Esta banda pastusa trae una propuesta muy disruptiva y experimental. Para empezar Buha 2030 rompe con la hegemonía de la guitarra eléctrica y la reemplaza por un saxofón ruidoso y pesado que complemente de forma perfecta los impredecibles arreglos de las canciones. Esta banda es un oscuro y bello delirio que en 2021 presentó Amoral Inmortal, su álbum debut.
Ginger y los tóxicos
Encabezada por Liliana Arias y Mauricio Arias (Triple X), estos hermanos han creado un proyecto de punk que evita quedarse en un solo molde, sino que juega con el ska, el rock y poderoso sonido del saxofón, lo cual les da un estilo muy propio y honesta. La cita, la calle, la compleja vida en este país son los temas que inspiran a este grupo que ya es un clásico de la capital.
Tumbas
El lado más oscuro de la oscuridad, así es la música de tumbas una banda de death rock que actualmente está inactiva pero su EP homónimo de 2016 y su LP Dolor (2020) son dos de los álbumes más atrapantes de los últimos diez años. Esta sombría banda logró hacer una obra dolorosa, angustiante y a la vez sublime e inefable que ha ayudado a cerrar esa profunda cicatriz que implica nacer y vivir en una ciudad tan indolente como Bogotá.
Hermanos Menores
Desde 2015 arrancó este proyecto que no ha parado de sonar trayéndonos una exploración de sonido que va desde el rock, pasando por el punk, el hardcore y el metal, convirtiéndose en un referente de la música contemporánea de nuestro país.
Antecedido por la amistad de muchos años entre Daniel Piedrahita (guitarra) y Alejandro Solano (bajo) y luego nutriéndose del encuentro con Iván Medellín (teclados y acordeón) y Juan Manuel Jaramillo (batería), esta banda ha hecho de la exploración un proceso orgánico, en la que la intención no es salirse del molde, sino simplemente hablar, parchar e investigar con una mezcla de sonidos en donde la psicodelia, la construcción y deconstrucción del ritmo y donde los géneros se disuelven para adentrarnos en viajes sonoros poderosos.
Oh’laville
Mateo París, Andrés Toro, Andrés Sierra y Luis Lizarralde crecieron juntos y la música los unió desde siempre. Aquí los sonidos que crean entre ellos nos conducen por un viaje introspectivo, personal y a veces más enérgico, dejándonos sentir su naturaleza acústica y transparente donde predominan las buenas letras que siguen alimentando desde 2009 con discos como Pedazos de Papel (2011), Anaranjado (2019) y Soles Negros (2020).
Los Niños Telepáticos
Con Camilo Bartalsman, Udgur Murún, Intini Kirtis y Nekeles Mejee, Los Niños Telepáticos explora sin reglas ni moldes un estallido de sonido psicodélico que se permea del punk, el jazz, el rock y el pop demostrando que entre menos lineamientos, hay más posibilidades de sentir alegría, euforia y explosión al mismo tiempo. Así, desde 2015 este cuarteto bogotano nos sorprendió con su disco homónimo, luego en 2019 con Estallados y en 2020 con un disco en vivo en el Teatro de la Libélula Dorada.
Nicolás y Los Fumadores
Valiéndose de referencias a la vida en la ciudad, uno que otro guiño a Bogotá, como el Transmilenio o el Vive100, esta banda conformada por Santiago García, Juan Felipe Velásquez, Juan Carlos Sánchez y Nicolás Correa está influenciada por el grunge y el rock y atravesada por visiones oscuras de la realidad, pero también por el simple ejercicio de ríir y hacer chistes. Como muchas bandas de aquí, esta nació en el colegio: en el Santo Tomás de Aquino, primero se llamó Santiago García y los Pantalones Elegantes y luego tomó este nombre y esta forma que se construye a partir de la ironía de lo que significa ser y vivir en una ciudad como la capital de nuestro país.
Diamante Eléctrico
En 2012 presentó sus primeras canciones, “Diamante Eléctrico” y ”Nos Rompemos igual”, que rápidamente llamaron la atención entre la escena rockera nacional. Un año después lanzó su álbum homónimo y con una propuesta llena de guitarras estridentes, baterías rápidas y rock and roll comenzó a perfilarse como una de las bandas más prometedoras de esta generación. B (2015) obtuvo el Latin Grammy en la categoría Mejor álbum de rock, La Gran Oscilación (2016) fue grabado de forma análoga y muestra una fase más experimental. Buitres (2018) marcó un cambio significativo en el sonido de la banda, bajó las revoluciones y comenzó a coquetear con el pop, incluso hay mariachis en la canción “No me lo pidas” junto a Flor de Toloache.
Y su evolución definitiva está plasmada en Mira lo que me hiciste hacer (2021), su más reciente placa discográfica, un disco en el que explora y eleva su nivel lírico y musical, donde el groove es esencial. Es así como Diamante Eléctrico se ha convertido en una propuesta musical sólida, que partió desde la frustración y el rock and roll en su estado más puro para crear una propuesta sonora original que los ha llevado a traspasar barreras y fronteras tanto musicales como geográficas.
Babelgam
Nació como un proyecto de arte. Con canciones como “Hikkikomori” y “Túnel” llamó la atención de la escena independiente bogotana, con Mar de Hiladas (2019) mostró una faceta más rockera, ligada a la esencia hardcore punk que tenía en un inicio la banda y en Zeta Once (2021) muestra una faceta más digital, ya que debido a la pandemia acudió a las máquinas y sintetizadores para seguir experimentando con sus procesos musicales.
Babelgam es un proyecto artístico, un colectivo que encuentra a través de la música y la estética una forma de escape, de plasmar sus inconformidades, las mismas de una generación que los acompaña para mover la cabeza al ritmo de sus guitarras estridentes y potentes sintetizadores.
Brina Quoya
Brina es una variante yiddish de Bruna, un nombre para denominar a personas “oscuras”, que no sean europeas, y Quoya de origen indígena significa "mujer a cargo". Luego de más de 15 años de trayectoria musical y de hacer parte de proyectos como Shutmaat Trio y Mad Tree, la artista se aventuró a lanzar su proyecto en solitario.
Entre el jazz, el rock y esos sonidos alternativos que nacieron a finales de la década de 1990 y principios de los 2000 la artista logró crear una propuesta llena de atmósferas y texturas, donde el bajo también es protagonista, además, experimenta con otros géneros, donde fusiona corrientes como el triphop, el postrock y el pop.
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